La pandemia ha marcado nuestras vidas poniendo nuestro mundo “patas arriba”, ocasionando un gran impacto emocional: fatiga emocional en tiempos de COVID-19. A día de hoy, se puede afirmar que un alto porcentaje de la población experimenta la ya conocida fatiga pandémica, concepto instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para referirse a la reacción ante las prolongadas medidas y restricciones generadas por la pandemia por Covid-19.
Hace 14 meses palabras como coronavirus, anticuerpos, antígenos, neumonía bilateral o confinamiento domiciliario, no entraban dentro de nuestro repertorio habitual. Sin embargo, en la actualidad, podemos decir que son palabras de uso cotidiano e incluso en algún momento, monográficas en conversaciones con amigos, compañeros de trabajo y familiares; formando parte de nuestro día a día.
En el momento en que se decretó el Estado de Alarma en España, el primer impacto a nivel emocional fue el miedo generalizado al contagio y a perder a nuestros seres queridos. Además, se unió el estrés y la incertidumbre derivada de las medidas implementadas para la contención del virus.
En un primer momento y desde un punto de vista psicológico, nos hizo más vulnerables a reacciones adversas: aumentando en la población la presencia de sintomatología de angustia, estrés, problemas de sueño, ansiedad anticipatoria (pensar en los próximos meses, olas futuras, aumento de incidencia, etc.) y un sinfín de sentimientos negativos e inestabilidad emocional.
Desafíos a los que nos hemos tenido que enfrentar
Sin duda, han sido múltiples los desafíos a los que nos hemos tenido que enfrentar:
- Miedo al contagio
- Nuevo paradigma telemático (consultas de atención médica, educación, …)
- Sobrecarga emocional y laboral
- Dificultades en la conciliación familiar y profesional
- Aislamiento social
- Falta de contacto físico
- Situaciones económicas precarias
- Duelos no elaborados
Un año conviviendo con la COVID-19: el virus que (nos) ha cambiado la vida
Previo a la pandemia, la OMS ya exponía de forma rotunda la cifra de que 1 de cada 4 personas podemos sufrir un problema de salud mental a lo largo de nuestra vida. Sumado a estos datos, debemos añadir los devastadores efectos psicológicos y sociales, directos e indirectos de la actual situación.
A continuación, se presentan unos datos muy relevantes respecto a los efectos psicológicos y la fatiga emocional en tiempos de COVID-19, extraídos de estudios científicos tanto a nivel nacional como europeo.


Por tanto, es indiscutible que después de estos meses, la fatiga emocional en tiempos de COVID-19 está haciendo mella en la sociedad. Derivando en un incremento del consumo de ansiolíticos y antidepresivos, así como en el aumento de sentimientos de tristeza, aburrimiento, soledad, baja autoestima, o la exacerbación de sintomatología psicopatológica en las personas con un diagnóstico previo de salud mental. Todo ello pone de manifiesto que la vuelta a la “nueva normalidad” precisará de apoyo psicológico en muchos casos.
En este tiempo, se ha hecho evidente la importancia de instaurar rutinas de bienestar emocional, convirtiéndose en nuestro principal desafío el cuidado de la salud mental. En este momento debemos mirar hacia delante y plantearnos el reto de pincelar un camino que nos ayude a mantener nuestro equilibrio.

Tips para evitar el agotamiento mental
¿Cómo podemos afrontar el futuro a nivel personal?
- Prepararnos psicológicamente, es decir, “mentalizarnos” de que, a pesar de llevar un año conviviendo con las medidas de contención, se alargarán en el tiempo. Pensar que se acabará en breve y que su temporalidad es a corto plazo, fomenta expectativas desajustadas que pueden llevar a aumentar los sentimientos de frustración y desesperanza.
- Actitud positiva ante la campaña de vacunación a la par que realista, siendo conscientes de que llevará un tiempo y que la inmunidad no es inminente.
- Mantenernos informados a través de fuentes fiables/ evitar la sobreinformación.
- Aceptar que no tenemos el control sobre todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
- Mantener espacios personales de “válvula de escape”, realizando actividades deportivas, de ocio y tiempo libre que nos gusten, sean saludables y aporten beneficios.
- Evitar conversaciones monográficas relacionadas con la COVID-19.
- Tener en cuenta que, si el malestar psicológico perdura en el tiempo y nos impide un funcionamiento diario adecuado, será el momento de pedir ayuda a un profesional especialista.
Normalización de la atención psicológica
Otro punto a tener en cuenta, es que existe el peligro de que una parte de los problemas de salud mental de carácter reactivo a la pandemia, se cronifiquen si no se tratan adecuadamente por Psiquiatras y/o Psicólogos. Dada la experiencia pasada en situaciones de emergencias, se estima que las necesidades de apoyo psicosocial aumenten sustancialmente en los próximos meses y años. Por tanto, es fundamental e imprescindible reforzar la prevención y la atención en salud mental.
Existen datos que refieren que casi la mitad de los ingresos en unidades de psiquiatría a lo largo de este año, han sido derivados por intentos de suicidio. Por ello, ahora y más que nunca, hay que normalizar la atención psicológica, derribar estigmas en torno a los problemas de salud mental y hacer una reflexión, cada uno a título personal sobre cómo juzgamos esta problemática. Desoyendo calificativos tan despectivos como “loco”, “neurótico”, “chiflado”, … que siguen escuchándose. Sin duda, es momento de que esto cambie, y que normalicemos la atención psicológica a todos los niveles. En mi opinión, el lenguaje crea conducta, por tanto, en función de qué términos utilicemos estaremos más cerca (o no) de crear una sociedad integradora, donde TODAS las personas tengamos cabida en ella, con buena calidad de vida, independientemente de las particularidades y circunstancias personales.
Bibliografía
-Balluerka Lasa, N., Gómez Benito, J., Hidalgo Montesinos, M. D., Gorostiaga Manterola, A., Espada Sánchez, J. P., Padilla García, J. L., Dr. Santed Germán, M. A. (2020).
-Las consecuencias psicológicas de la covid-19 y el confinamiento: informe de investigación. Servicio de Publicaciones de la Universidad del País Vasco.
-Ausín, B., González-Sanguino, C., Castellanos, M. A., López-Gómez, A., Saiz, J., Ugidos, C. (2020). Estudio del impacto psicológico derivado del covid-19 en la población española (psi-covid-19). Universidad Complutense de Madrid; Grupo 5.
-Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). (2021). Encuesta sobre la salud mental de los españoles durante la pandemia de la COVID-19. Publicada nota informativa sobre el avance de resultados del estudio el 04-03-2021
-Salud mental y COVID-19 Un año de pandemia: Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA. (2021)