Cuando las emociones se sientan a la mesa…
La gran mayoría de las personas relacionamos la navidad con encuentros familiares, decoración, regalos, reuniones con amigos… casi siempre en torno a una mesa, donde la comida y bebida adquieren un papel central. Siendo fechas en las que reina la alegría y la felicidad por poder pasar más tiempo con las personas que queremos. Sin embargo, no para todas las personas la Navidad es una fecha agradable ni entrañable. Sino que pueden suponer un auténtico reto personal y generar conflictos interiores. Y esto suele ser el caso de las personas con Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA).

¡Estas fechas pueden ser un periodo muy difícil para las personas que presentan un trastorno de la conducta alimentaria! Te explico el por qué: En la persona que padece un TCA suelen emerger emociones desagradables como son la ansiedad, la culpa, la sensación de falta de control de impulsos ante las comidas más copiosas y elaboradas, etc. La ansiedad anticipatoria suele aflorar cuando se piensa en cómo enfrentarse a posibles juicios de valor y comentarios relacionados con:
Su aspecto físico (“estás más guapa desde que has cogido algo de peso” o, por el contrario, “qué guapa estás desde que has adelgazado”). Aun dando por supuesto que este tipo de comentarios se hacen con buena intención, son expresiones que deben evitarse realizar y más si es en un momento donde está presente toda la familia. Pensemos que lo que para ti es positivo, para la persona con un Trastorno de Conducta Alimentaria puede ser negativo.
Su manera de comer (“¡come más, que no has hecho nada más que marear la comida en el plato!”, “¡Solo faltaba que no comieras dulces ni en navidad!”)
Los largos periodos de sobremesas entorno a dulces típicos navideños y bebidas alcohólicas.
Los Trastornos de Conducta Alimentaria (anorexia, bulimia, etc.) son patologías, por lo que, tener en cuenta que el diagnóstico no es lo que define a nuestro familiar es más que necesario. Es decir, por un lado, está nuestra persona querida, y por otro el Trastorno de Alimentación.

¡Tengamos la fiesta en paz!
A continuación, expongo una serie de recomendaciones con el fin de darle un cambio de mirada a la Navidad:
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Es importante que la familia y amigos tengan en cuenta la fase en la que se encuentra nuestro familiar respecto al TCA.
Fomentar la comunicación y mostrar nuestro apoyo, sin caer en la reiteración ni expresiones sobreprotectoras. Es decir, es muy positivo preguntarle cómo se siente puntualmente y ofrecerle un espacio íntimo donde hablar si así lo necesita.
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Respetar los sentimientos de la persona, sin que su expresión sea el pistoletazo de salida a juicios por parte del resto de la familia. (“no entiendo por qué te pones nerviosa”, “son cosas de niños, no tiene importancia”). Centremos nuestra atención en que la familia es un soporte emocional, desde el que aportar seguridad y cariño.
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Quitarle protagonismo a la comida, no siendo el centro del evento y enriqueciendo los temas de conversación más allá de ésta.
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Establecer “pactos” o llegar a consensos previamente a las fechas señadas. Por ejemplo: acordar unos tiempos razonables para la comida, huyendo de las largas sobremesas o convenir cantidades saludables.
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No insistir en tomar más cantidad de lo pactado. ¡Presionar con la comida no ayuda, sino que entorpece y genera más frustración a la persona!
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En situaciones de negación a la comida o a algún alimento nuevo, se recomienda no forzar ni obligar ni tampoco presionar o llegar a culpabilizar. Actuar con empatía hacia la persona afectada y ofreciendo la oportunidad de expresarse con libertad.
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No diferenciar haciendo comidas exclusivas para nuestro familiar, sino que debemos procurar que el menú sea el mismo para todas las personas.
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Planear el espacio para que las comidas se hagan sentados a la mesa en lugar de hacerlo de pie o tipo buffet.
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Mantener la estructura habitual o pautada respecto a las comidas (primero, segundo y postre). Los dulces navideños no deberían sustituir al postre de las comidas, suponen un añadido extra, del mismo modo que tampoco deberían sustituir a la merienda.
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Elaborar un menú que se pueda servir individualmente, en lugar de dejar los platos a compartir en medio de la mesa. (Por ejemplo: se pueden preparar los entremeses y canapés en platos individuales para todas las personas que se sientan a la mesa; dejando la opción de que, si se quiere repetir, hay más preparados en la cocina).
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Los dulces típicos suelen estar presentes durante casi todas las navidades. Lo más adecuado es preparar lo que se vaya a comer y después retirarlo de la mesa. Ya que su constante exposición puede ser la puerta de entrada hacia un atracón por parte de nuestro familiar.
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Planificar el tiempo libre en familia y/o con amigos: se pueden llevar a cabo tradiciones navideñas que no estén relacionadas con la comida o la cocina, o bien practicar otro tipo de ocio: juegos de mesa, paseos, música, acudir juntos a actuaciones o exposiciones, etc.
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Elegir bien los regalos: evitar la compra de ropa como regalo. No siempre se acierta con la talla, o simplemente, puede que la persona no se sienta cómoda con la misma. Es mejor evitar confrontar todo lo que tenga que ver con tallas e ideales de belleza.
Las recomendaciones son generales, por lo que lo más adecuado es consultar al profesional de referencia que acompañe a la persona afectada por TCA con el fin de poder personalizarlo e individualizarlo totalmente.
Estas fechas son un buen momento para disfrutar de la familia y los amigos, y ese debe ser el objetivo principal.
¡SÉ FELIZ Y DISFRUTA DE LAS FIESTAS!